martes, 24 de julio de 2012

Marrakesh. 1ª parte

Recuerdo el día que emprendí el viaje a Marrakesh. 18 de Julio de 2012. El regalo de mis hermanos por mi mayoría de edad. Iba con mi hermano Abraham. Tenía un nudo en el estómago, iba a reencontrarme con la bella cuidad, la cual no veía hace 8 años. Escuchando la canción de mclan ( chilaba y cachimba ) pasamos por la puerta de embarque que ponía MARRAKECH.

 Nos subimos al avión dirección África. Pude ver desde el avión como cruzábamos por el aire de Europa a África y fue muy emocionante. El avión bajaba y bajaba y cada vez iba viendo pequeños minaretes de las mezquitas y mucha arquitectura árabe, mi preferida en la asignatura de historia del arte. Mi sonrisa era eterna. Estuvimos un buen rato en el aeropuerto rellenando papeles y enseñando pasaportes. Y al fin, nos dejaron pasar.

En el aeropuerto nos esperaba un chico, en sus manos sostenía un papel que ponía: Mr Moya. Nos subimos al 4x4 y nos llevó hasta nuestro riad ( es parecido a un hostal ,típico de allí, normalmente se encuentran en el centro de la cuidad, la medina). De camino hacía allí, miraba todo, abosolutamente TODO. Y en ese momento me acordé del caos que había en la carretera; pitidos, carriles inciertos, carros con burros, moteros sin casco... Llegamos al aparcamiento y el chico nos indicó el camino hasta nuestro Riad ( Riad Al-warda). Yo iba con pantalones cortos y camiseta de tirantes, hacía cerca de 50 grados de temperatura, sí, eso era Marrakesh! Pasamos por una calle recta, callejón a la izquierda y pequeño túnel a la derecha. No podéis imaginar la impresión que me dio que todos hombres sentados a un lado y otro de la acera me dijeran: Bonjour, HI, HOLA, guapa y me miraran de arriba a abajo... pero que descarados! Desde ese momento decidí ponerme faldas largas y pantalones largos junto con un pañuelo en la cabeza al estilo marroquí, para poder pasar más desapercibida.

Llegamos a la puerta del Riad Al-warda, una pequeña puerta de madera, que tenía escondida un increíble riad con picina, habitaciones lindisimas y una terraza con vistas a la koutobía, el minarete más famosos de Marrakesh. Nuestra habitación estaba situada en la terraza y fue un lujo poder salir de nuestra habitación y disfrutar de aquellas increíbles vistas. Amaia, la gerente del riad, era española, una bilbaina bellísima que nos ayudó mucho y fue muy amable con nosotros.

 Dejamos las cosas nos dimos un baño en nuestra picina y salimos para cenar. Y entonces fuimos a la famosa e increíble plaza JEMAA EL FNA. El sonido de los tambores, de las mujeres haciendo henna, de las cobras y monos de los puestos de zumo de naranja y de los caracoles está reconocido como patrimonio de la humanidad. Nos fuimos a cenar a una terraza donde se podía ver la famosa plaza. Allí comimos harira, una dopa típica de allí, y ensalada marroquí.

Dimos una vuelta por los zocos y nos perdimos. Un chico nos preguntó de donde eramos y al saber que eramos catalanes empezó a cantarnos canciones típicas catalanas y a parluchear el catalán. Al pasar por un puestecito de piel de camello, un hombre me quiso comprar seriamente, no me soltaba la mano! Y por ultimo, mientras nos tomábamos un zumo, una chica me cogió la mano y comenzó a hacerme henna. Se llamaba shana y nos timó. Tres euros por un tatuaje que no me duró ni una semana! El primer día fue muy intenso, con muchas emociones, con muchos contrastes, con mucha calor, pero fue genial!


Aquí os dejo algunos enlaces de el Riad en donde nos alojamos, de la canción clave en este viaje y algunas fotos y vídeos que a lo largo de las siguientes publicaciones iré colgando... 



 CANCIÓN CHILBA Y CANCHIMBA ( mclan)






RIAD:














Continuará...


Rebeca